Estamos en plena
celebración de los Carnavales tradicionales o conocido también en lengua aymara
como “Anata” (juego). Para el calendario andino, es la última festividad antes
de ingresar al período de Cuaresma.
Nuestros Carnavales están representado
por el “Abuelo Carnavalón” ó “Ño Carnavalon”, es
una deidad de poder extraterrenal, que tiene la facultad de castigar o
recompensar a sus nietos y que viene en representación de todos aquellos
antepasados que partieron al otro mundo. Una vez que es desenterrado, se
inicia la semana de Carnaval,
celebración ritual vinculada con la fertilidad y las cosechas, y donde la
comunidad expresa su alegría, sobre todo a través de la música de las Tarkas,
el baile de las comparsas y el juego de la Challa, que fomenta la unión de
nuevas parejas.
Cada día de Carnaval, tiene su
propio significado, siendo el día Martes, considerado para “retribuir” y
“agradecer” a la tierra (pachamama) por todo lo que nos da, la Pachamama
tiene que estar contenta y hay que darles dulces y confites para que no nos
falten todos los productos agrícolas.
El martes de Ch’alla, también con su origen prehispánico, es
común, como un homenaje a la Madre Tierra y a la fecundidad, con la creencia de
que todo lo que se ch’alle este día, con chicha y otras bebidas espirituosas,
"mesas dulces" y serpentinas, tendrán protección de la Pachamama y de
los Achachilas (espíritus o manes de la montaña, los ríos, lagos, etcétera).
Como colegio agrícola, comprometidos
con la interculturalidad no podíamos mantenernos al margen de tan importante
calendario anual andino aymara, más aún cuando este tipo de manifestaciones se
han posicionado en nuestro entorno regional.
Ideas Fuerzas:
·
Interculturalidad.
·
Calendario
agrícola ganadero aymara
·
Respecto a la
diversidad
·
Respeto a la
Naturaleza (pachamama)